Gracias
Porque de todo se aprende,
incluso de lo malo.
Gracias porque tenías razón
cuando decías que bebía demasiado.
Gracias por ser el vehículo
de las notas de mi ira.
Gracias por hacerme ver qué tipo
de mujer quiero en mi vida.
Gracias por el sexo en las ruinas
de la civilización.
Gracias por descubrirme los sueños
que no cumpliré contigo.
Gracias por cabalgar conmigo la
locura sin una mala palabra.
Gracias por las cuerdas que me echaste
y que acabaron atadas al hierro de mi cama.
Gracias por acompañarme allí
donde ninguno de los dos quería estar.
Gracias por tan mala puntería
cuando mi corazón era diana.
Gracias por dejar que me dejara llevar
y gracias por dejarme llevarte.
Gracias por ser la tercera parte
de mi trío con la locura.
Gracias porque sin quererme
ni quererlo
me hiciste un hombre mejor,
y gracias, porque sin quererlo
y aún queriéndote
aprendí a quererme yo.
Gracias por los hijos
que no trajimos a este mundo.
Gracias por poner blindaje
donde antes no lo había.
Gracias por los picores
y sobre todo gracias
por los alivios húmedos.
Gracias por ser el filo de mi navaja
porque tú fuiste mi eutanasia favorita.
Gracias por los mejores versos que he
escrito jamás.
Gracias por los dos centímetros
de realidad entre tu boca y la mía.
Gracias por los laberintos de los que
ahora ya sé salir.
Gracias por el perpetuo movimiento de las
estrellas.
Gracias por el frío de tus manos en mis
bolsillos antes de abril.
Gracias por ser carne de naylon
con medias de piel de rejilla.
Gracias por diciembre.
Gracias por Irlanda.
Gracias por Grecia.
Gracias por mi desidia.
Gracias... hija de puta.
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