martes, 3 de noviembre de 2015

Tabaco XIII (PerVerso)

La primera vez que probé tus labios fue a través de un filtro manchado de carmín y desde entonces no sé si tengo mono de nicotina o de ti.
Se me iluminaba la mirada cada vez que mis ojos se cruzaban con los tuyos y solo se interponía entre nosotros la llama de tu mechero.
Yo que era de toserte los piropos, y tú, que nunca supiste limpiar los ceniceros.
Yo que veía tu silueta en cada bocanada de humo, y tú, que me cogías la mano con el desapego con el que se sujeta un cigarro.
Yo que prefería el cartón entero, y tú, que liabas los pitillos uno a uno.
Yo que no podía aguantarme las ganas de amarte de tres caladas, y tú…

tú que has dejado de fumar.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Hoy no he escrito nada nuevo

Hoy no he escrito nada nuevo.
No sabía sobre qué. He tratado de vomitar algo sobre un papel rimándome los dedos en la garganta, he tratado de inspirarme a sesenta euros el gramo de musa, he intentado tirar del ovillo que me aprieta contra el estómago y cuando he llegado al final del laberinto resulta que me había desmadejado por dentro.
Y me he parado a pensar, de qué escribimos siempre? Del anhelo antes del amor, de la felicidad durante el amor, del dolor después del amor. Amor, amor, amor. ¡Es ridículo! Tenemos más fe en el amor que en nosotros mismos y luego escribimos igual que amamos, con faltas de ortografía.
Pasamos demasiado tiempo soñando con una historia como la de Romeo y Julieta sin caer en la cuenta de que fue un romance de tres días y siete muertos. Pretendemos pasar tanto tiempo cuidando el uno del otro que no tenemos ni un segundo para mirar si lo que nos une son lazos o cadenas, o darnos cuenta si quiera de que estamos haciendo las cosas a la vez y no juntos; y por eso Mercuccio está muerto por culpa de dos niños imbéciles, más enamorados de una idea que de la otra persona.
Me he enfadado con mis cosas. Me he deshecho de todas ellas. He dejado la mesa tan vacía como me sentía por dentro yo para ver si al final yo me sentía tan limpio como había dejado la mesa por fuera.
Pero aún así no he escrito nada. De modo que ahora busco un bolígrafo que no deje de latir antes de que se acabe la historia y un cuaderno en el que escribir un cuento que no me deje tinta en los dedos cuando intento pasar página.


Hoy no he escrito nada nuevo.

viernes, 9 de octubre de 2015

Números

Nunca se me han dado bien las matemáticas
ni el cálculo de tus medidas
Alejandrino, heptasílabo, alejandrino.
Cuando me dijiste “necesito otra copa” busqué un camarero e ignoré a la dependienta de lencería.
No me salen las cuentas de cuantos cuentos nos contamos para terminar queriéndonos en B.

Yo, que según hacienda soy autónomo contigo pero nada funcional sin ti, no me cuadran los balances por que no pierdo la esperanza de que al declarar el 21% de mi iba me devuelvan el 100% de tu vendrás.