martes, 28 de agosto de 2018

Jugando a querer (fragmento de cabalgada con Gustavo)

¿Me das cambio?
Era para la recreativa, pero encuentro tus ojos más brillantes que su pantalla.
¿No te ha pasado que al principio juegas solo por pasar el rato, pero luego la historia te atrapa de tal forma que ya no quieres saber nada de ningún otro juego?

¿Me das cambio?
Iba a probar con el trivial, pero las únicas preguntas que quiero responder ahora son las que nos lleven a conocernos mejor.
¿Me das cambio?
Era para el futbolín, pero al verte me he quedado como los jugadores, rígido, paralizado.
Dame un poco de bola.
Vamos a bailar, como la defensa frente a los delanteros.
¿Me das cambio?


Ahora sólo me quedan dos opciones, o pasarme el nivel o pasar por debajo.
Te has colado en mi corazón como la bola en la portería, en un visto y no visto y con un estruendo.
¿Me das cambio?
Por favor cámbiame. Cámbiame los juegos por un objetivo, cambia los goles por tu voz, cambia de lado de la barra, pero por favor, sobre todo, cambia mi soledad por ti.

Esta noche cabalgamos

Esta noche cabalgamos.
Haremos de los truenos nuestra voz,
de la tormenta nuestro nombre,
del viento nuestra senda,
la gloria nuestro destino.
Esta noche cabalgamos.
El caos toma forma,
el éter cristaliza, la palabra gana cuerpo,
cuelgan las banderas, atruenan los cascos.
Llegan los jinetes.
Esta noche cabalgamos.
Claman los cuernos de guerra.
Ganamos la batalla por Irlanda de memoria
liderados por el jinete del corazón de metal.
La guadaña en una mano, la verdad en la otra.
Convertimos el verso en la materia más oscura, cruda y goteante.
el núcleo de una estrella moribunda que nos guíe hasta el trueno de huesos.
Esta noche cabalgamos
contamos con el genio de jinete
que doma a las rimas y más
soltura en la estructura
aunque la batalla sea dura
Zero pone empeño, se salta los peros
trata y cierra el trato, no se traba
y si se traba, trabaja más rato.
Esta noche cabalgamos.
Dejamos las ruinas tras nosotros.
Superamos Grecia volando con un verso sin motor
en el frío antes de abril.
Caminamos descalzos pese a los trozos de corazón roto en el suelo,
pero continuamos junto al jinete que abrazaba monstruos
y resurgimos de tu adios con un poesía y un me dueles tatuados en la piel.
Esta noche cabalgamos.
Y seremos reconocidos, seremos recordados.
Saborearemos los laureles aliñados
con el jinete de mil rostros y un nombre, Gustavo.
A gigantes enfrentamos,
Dulcineas rescatamos,
besamos en la boca a la pistola antes de acostarnos
y si ladran amigo Sancho...
EEsta noche cabalgamos.
Vestiremos la sorpresa como una capa
y nos ceñiremos la corona de la emoción.
Cabalga con nosotros la pequeña gran revolución.
La jinete que con su triunfo cumplió nuestro sueño
¡Sabed que el Slam es su reino!
Nunca hubo tanta verdad en un cuerpo tan pequeño.
Esta noche cabalgamos
Celebraremos con whisky y tabaco
la decadencia y la desidia como bandera.
Calla el rey si habla el vasallo.
El jinete Hank, maestro de la piel de rejilla
y besos de dulce engaño.
Esta noche cabalgamos.
Subimos al escenario como quien asciende a los cielos.
Buscamos la gloria como el oxígeno en nuestros pulmones.
La poesía nos corre por las venas,
y mientras nos quede aliento gritaremos
que esta noche cabalgamos.
Porque jinetes, la vida nos hizo amigos,
pero PerVersos nos ha hecho hermanos.

Pero ella es la tormenta

Se tumba y desliza su brazo izquierdo desde la base del cuello hasta la nuca, estirando su melena.
Varios palmos de rizos y negrura.
Cierra los ojos y piensa.
Las palabras se arremolinan.
Las frases vienen y van como la resaca.
De sus sienes brota el rumor del oleaje,
pensamientos blancos como un papel
pero siguiendo los dobleces de la lógica que los causa.
Algunos son pelotas de papel que se caen
por el mechón de detrás de su oreja
y cree que no merece la pena leerlos.
Otros se pliegan en barquitos
que navegan por sus rizos,
bajan por briznas de pelo como hierba cuando se calma,
pero se pierden entre tirabuzones si se le encrespa el ánimo.
Atruena su enfado cuando recuerda
y los barquitos se hunden y deshacen,
pero algunos sobreviven transformados.
Pierden la proa pero ganan ojos.
Pierden las velas pero ganan alas.
pierden flotación pero ganan altura.
Los pensamientos son ahora pájaros que buscan las nubes
como las puntas de su pelo besan el aire,
como la espuma besa la orilla,
como la arena busca el descanso a la cama de sus pies.
Se peina con los dedos y se incorpora
con el pelo golpeando el rompeolas de sus hombros.
Y en ese momento descubre
que su pelo es el mar
pero ella es la tormenta.

Coramorfosis

Un informe de la Organización Mundial de la Salud ha puesto en alerta a toda la comunidad médica.
Una extraña enfermedad, hasta ahora desconocida, se ha extendido hasta alcanzar el nivel de epidemia.
Se trata de la Coramorfosis.
Un grave trastorno que infecta a aquellos que han dejado de querer
y transforma el corazón de los afectados
en otros órganos para los que el paciente sí tiene uso.
En la mayoría de casos
se sustituye por un hígado
para absorber el exceso de líquido
ingerido en recipientes cilíndricos
y de alto contenido alcohólico.
Otros afectados ven duplicadas sus gónadas
para el uso repetitivo, continuado y cíclico
necesario para la satisfacción de su líbido
programada, al parecer, en su código genético.
Según los expertos, en un porcentaje marginal
los corazones se vuelven un segundo cerebro de la red neuronal.
Algunos afectados declaran sentirse fenomenal
aunque se detecta un incremento del comportamiento racional
en el que se piensan 2 veces tener nuevas relaciones para no pasarlo mal.
Es común también la transformación en un tercer pulmón,
aunque los síntomas varían en función del carácter:
Algunos sucumben a vicios como la nicotina,
otros hacen deporte para matar la inquina.
y los más melancólicos lanzan suspiros que duran toda una vida.
A fecha de este informativo
el Gobierno no se ha pronunciado
sobre un posible protocolo especial
para atajar el avance de la enfermedad.
Sin embargo, las autoridades sanitarias
aconsejan no dejarse llevar por el pánico
ya que la coramorfosis y sus síntomas
son una aflicción pasajera
y con el tiempo necesario
incluso gente con solo dos oídos
volverán a oir sus latidos.

jueves, 9 de agosto de 2018

Otra vez el mar

Cuando tu corazón en vez de palpitar sangre mece mareas
es difícil negarse a la caricia de las olas
y su canción de crestas blancas-
Y te abandonas a una plácida deriva,
al goce del sol en la voz y el aire en el alma.
Y te olvidas
te olvidas de ti,
la firmeza del suelo.
Olvidas la hierba,
la lluvia y los juegos.
Olvidas el mundo,
el ahora y el luego.
Olvidas que el mar son todos los mares,
que la tormenta llega sin avisar
y que aquí hay dragones.
E intentas nadar, pero no puedes, porque eso también lo has olvidado
Y la corriente tira de ti hacia un lado
y el viento tira hacia otro
y estás a punto de acabar desmembrado
y puede que alguien intente sacarte del agua
pero estás asustado
y te aprietas a ese alguien para no hundirte
pero no le dejas nada, así que te hundes
y cuanto más te hundes más aprietas
y cuanto más aprietas más...
y no puedes respirar
y te hunde y no puedes y te ahogasyaprietasytehundesynopuedes...
y estás flotando de nuevo en la plácida deriva.
Pero ahora recuerdas.
Recuerdas tu nombre,
y la sombra que lanzas.
Recuerdas las rutas,
la guía y los mapas.
Recuerdas el árbol,
la tierra y las danzas.
Recuerdas que al mar no le importa desde qué costa has llegado,
no le importa si te han tocado rocas o arena,
si la sal te escuece o el agua te refresca.
No le importa si piensas que es injusto.
Y sobre todo, al mar no le importas tú.
Pero sonríes.
Porque ahora sí saber nadar.

domingo, 5 de agosto de 2018

No me cuesta trabajo intentar enamorarte (fragmento de cabalgada con Redry, Mick y Gustavo)

No me cuesta trabajo intentar enamorarte.
Empezaré por acceder a tu ficha de cliente para conocerte poco a poco.
Te preguntaré que tienes ahora contratado para que tú misma descubras que no es suficiente para ti.
Comprobaré la cobertura de cada centímetro de tu piel.
Tendremos minutos ilimitados para que nuestras conversaciones no mueran en una llamada perdida.
Nunca se quedará tu corazón sin cobertura.
Atención al cliente siempre solucionará tus problemas.
Curaré las penalizaciones de tus anteriores compañías.
Y no te preocupes por la permanencia, este contrato dura lo que tus ganas de conectar.
¿Aceptas las condiciones?

La virtud del perdedor

Dicen que la mejor virtud de un perdedor es su paciencia.
Hay días en los que me siento como un secundario en una historia protagonizada por otro.
Hay días en los que ni siquiera la radio recuerda mi canción favorita.
Días en los que me arrastro como la sombra de mi sombra.
En los que escucho que el tiempo lo cura todo pero a mí el tiempo no me enfría ni el café.
En los que en vez de tener fuerzas por la mañana tengo las mañanas a la fuerza porque no me abrazan ni las sábanas y no me saluda ni el frío.
Pero no siempre será así.
Habrá días en los que el sol no me moleste en los ojos.
Habrá días en los que las veletas me sigan a mí en vez de al viento.
Días en los que no necesite luz si tengo voz.
En los que las tormentas me cedan el paso.
En los que ser no duela.

Supongo que sólo tengo que esperar a que lleguen.

Gracias...hija de puta (cabalgada con Redry, Mick y Hank)

Gracias
Porque de todo se aprende, incluso de lo malo.
Gracias porque tenías razón cuando decías que bebía demasiado.
Gracias por ser el vehículo de las notas de mi ira.
Gracias por hacerme ver qué tipo de mujer quiero en mi vida.
Gracias por el sexo en las ruinas de la civilización.
Gracias por descubrirme los sueños que no cumpliré contigo.
Gracias por cabalgar conmigo la locura sin una mala palabra.
Gracias por las cuerdas que me echaste y que acabaron atadas al hierro de mi cama.
Gracias por acompañarme allí donde ninguno de los dos quería estar.
Gracias por tan mala puntería cuando mi corazón era diana.
Gracias por dejar que me dejara llevar y gracias por dejarme llevarte.
Gracias por ser la tercera parte de mi trío con la locura.
Gracias porque sin quererme ni quererlo me hiciste un hombre mejor,
y gracias, porque sin quererlo y aún queriéndote aprendí a quererme yo.
Gracias por los hijos que no trajimos a este mundo.
Gracias por poner blindaje donde antes no lo había.
Gracias por los picores y sobre todo gracias por los alivios húmedos.
Gracias por ser el filo de mi navaja porque tú fuiste mi eutanasia favorita.
Gracias por los mejores versos que he escrito jamás.
Gracias por los dos centímetros de realidad entre tu boca y la mía.
Gracias por los laberintos de los que ahora ya sé salir.
Gracias por el perpetuo movimiento de las estrellas.
Gracias por el frío de tus manos en mis bolsillos antes de abril.
Gracias por ser carne de naylon con medias de piel de rejilla.
Gracias por diciembre.
Gracias por Irlanda.
Gracias por Grecia.
Gracias por mi desidia.
Gracias... hija de puta.

Espiral negra (cabalgada con Zero, Mick y Redry)

Hoy danzo la espiral negra porque quiero vaciarme de mí.
En la primera vuelta perdí mi nombre para que no me obliguen a volver.
En la segunda vuelta perdí mis huellas para no desandar el viejo camino.
En la tercera vuelta perdí mi sombra para no ver limitada mi forma.
En la cuarta vuelta perdí mi voz para no gritar las antiguas mentiras.
En la quinta vuelta me deshice de mi corazón para que mis sentimientos dejen de latir.
En la sexta vuelta me deshice de mi estómago para vomitar las mariposas que habitan en él.
En la séptima vuelta me deshice de mi alma para dejar de brillar en vosotros.
En la octava vuelta me deshice de mi suerte para merecerme todas las casualidades.
En la novena vuelta rompí con mis sueños para cerrar todas las puertas del cielo.
En la décima vuelta rompí con mi pasado para soltar la cadena del ancla que me frena.
En la undécima vuelta rompí con la cordura para no condenarme a una sola realidad.
En la última vuelta rompí conmigo mismo porque ya no queda nada de mí.
Hoy he danzado la espiral y tengo un nuevo nombre: MUERTE.
Hoy de danzado la espiral y tengo un nuevo corazón: PIEDRA.
Hoy he danzado la espiral y tengo un nuevo sueño: VACÍO.
Hoy he danzado la espiral y sigo un nuevo sendero: EL MÍO.

Recalculando ruta

Calculando ruta óptima.
Permanezca durante doce años en la cómoda ignorancia del sistema de retención infantil en el asiento de atrás.
Incorpórese a la adolescencia durante 6 años. Cambie al carril de la izquierda, ahora a la derecha, cambie la emisora, cambie de nuevo, cambie otra vez de carril, derecha, izquierda, centro, izquierda.
Permanezca en el carril que más se ajuste a su conducción.
Entrando en la vida adulta.
Vaya a la universidad durante cinco años. En seis meses, cabina de peaje.
En seis meses, cabina de peaje.
En seis meses, cabina de peaje.
En seis meses, cabina de peaje.
Putas tasas.
Conozca a Elena, será su copiloto en este viaje. En dos años tome el desvío hacia el Erasmus. Cuidado, tramo de concentración de cuernos y accidentes.
A la vuelta de varias vueltas en cada rotonda de cada empleo sin perspectivas de futuro.
Conduzca durante 15 años de rutina en línea recta a velocidad constante.
Marta.
Continúe en línea recta mientras se descargan los mapas de los siguientes 40 años. Ponga la radio si lo desea, pero parece que a Elena le molesta.
Marta.
No hay mapas disponibles. Puede que se sienta perdido, pero continúe en línea recta.
Marta.
Detenga la marcha en un área de descanso, las discusiones con Elena no le permiten prestar la atención debida al viaje.
Marta.
Prosiga sólo. Buscando mapas. No hay mapas disponibles.
Marta.
Recalculando ruta.

Y por si fuera poco

"¿Sabes esas veces en las que te cortas con un papel y parece que todos los golpes van ahí? pues imagina que el corte lo tienes en el corazón".

Ya no sé querer.
Cometí el error de enamorarme.
Ella era un accidente a punto de ocurrir enfundado en un vestido negro.
Una bomba de relojería a punto de estallar,
cuyo tic-tac lo marcaban los corazones de los hombres que no podían tenerla.
Ella era vocación de ser fuego
y yo fui hoguera con ella
sin conocer la diferencia entre arder
o consumirme,
así que ahora solo soy ceniza bajo la piel.
Antes, cuando salíamos a pasear, eran las estrellas las que nos miraban a nosotros y ahora la luna tiene un cartel de "se vende" en la parte de atrás.
Y de noche sueño que estoy despierto siempre y ya no tengo que soñarte nunca más,
pero tú estás,
tú siempre estás
y yo ya no sé querer.
Y por si fuera poco...
me he cortado con el papel.

Sólo una cosa

Si pudiera ser una cosa y sólo una,
quisiera ser mirada azul y visión clara.
Si pudiera ser una cosa y sólo una,
quisiera ser risa franca y voz sincera.
Si pudiera ser una cosa y sólo una,
quisiera ser espalda recta, pese a las citatrices, esfuerzo y sacrificio.
Si pudiera ser una cosa y sólo una,
quisiera ser sombra fresca de árbol, seguridad en el refugio.
Si pudiera ser una cosa y sólo una,
quisiera ser mano firme en el abrazo tierno.
Si pudiera ser una cosa y sólo una,
quisiera ser sabiduría y tiento, paciencia y fuerza.
Si pudiera ser una cosa y sólo una,
quisiera ser trabajo honrado y los años de la hormiga.
Si pudiera ser una cosa y sólo una,
quisiera serlas todas.
Quisiera ser como tú.

El mar resuena en mi cabeza

El mar resuena en mi cabeza.
Yo que ya gasté todas mis fuerzas en alcanzar la orilla,
que tragué agua hasta pensar que jamás volvería a tener sed,
me encuentro con el rumor del oleaje en unos que al sonreirme me llenan la boca de sal.
Me convencí de que la mejor manera de mirar al horizonte era de espaldas,
que ahogarme era mi mayor miedo,
que con sólo la lluvia bastaba para nadar.
Derramé tinta sobre los mapas
para borrar las líneas de costa,
para demostrarme que no hay ninguna ballena blanca
a la que merezca la pena perseguir toda una vida.
Pero el mar resuena en mi cabeza.
Y lo intenté, juro que lo intenté.
Pero si renuncié no fue por miedo a banderas rojas
o negras de tibias cruzadas que furan a robarme un tesoro que para empezar
nunca fue mío,
si no porque a cada intento,
a cada zambullida,
la resaca me escupía de vuelta
más roto y desorientado que antes.
El viento sopló tan fuerte que acabó por apagas las velas en vez de impulsarlas
y seguir las estelas era guiarse por una estrella polar que siempre apuntaba al fracaso.
Pero el mar resuena en mi cabeza,
y yo, que ya no me quedan mensajes en una botella que descorchar
porque me los bebí todos;
que las sirenas se quedaron afónicas de gritarme que ya no me querían;
me lancé de cabeza sin medir antes el fondo.
Me despeñé risco abajo, como las ratas detrás del flautista,
mutilando la silueta del hombre que fui
y me sumergí al bautizo de sal de mi nueva forma.
Ignoré los cadáveres de la orilla con mi rostro.
Ignoré los cortes de las conchas en mis pies.
Ignoré el chillido de las aves marinas que decían conocer el final.
Y al entrar en ese mar que resuena en mi cabeza
estallé en espuma.