viernes, 15 de febrero de 2013

La ciudad no tienen alma

Dicen que las gentes de una ciudad son su corazón. Que los túneles del metro son sus entrañas llenas de miseria. De las cloacas no dicen nada.
Los trenes llegan con la frecuencia de las contracciones. Cada día, las entradas de las estaciones paren cientos de ciudadanos que van, aún ciegos y sordos, a clase, al trabajo, a casa. Caminad erguidos hijos míos, haced de mi una madre orgullosa.
Su rabia, sus discusiones su violencia mal digerida es la mente de la ciudad. Cada insulto es la lágrima de un llanto que berrea por mamar de la teta del prozac.
Las ventanas son los ojos ansiosos por descubrir el fallo en los demás.
La ciudad tiene voz. Son los motores en el asfalto, el portazo de madrugada, el camión de la basura.
La ciudad está viva, sí, pero no tiene alma.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En éste se nota que se te han desenredado los dedos más; como te dije me gusta más que el otro. Me gusta toda la alegoría oscura.
Kuss,
Mun

Unknown dijo...

La supertribu tiene alma sí, pero es un alma envenenada. Me encantó este breve cuento. Más que cuento un mini ensayo. Me recordó las cosas que dice Desmond Morris en un libro del que no retuve el título. Pero la ciudad como tal no existe sin nosotros. Somos nosotros que hacemos un pacto faústico para afincarnos en ella y así hipotecamos el alma y nos olvidamos de quiénes somos.
Que bueno que gente como tú siga usando este medio de los blogs y no haya perdido el alma en esa caótica metrópoli que es Face.