lunes, 27 de octubre de 2008

Kobain intuyó

Lo terrible del más allá es que no hay nada más allá de lo que vemos aquí. Al morir nuestras almas vuelan y se trasforman en pajaritos que con su piar nos advierten de que no malgastemos el tiempo, que no dotemos de poder a los mentirosos, pues no hay nada más y que al morir nuestras almas vuelan y se transforman en pajaritos que intentan advertirnos con su piar.

Lo peor de todo es que tenemos esa verdad inconmensurable cada día, pero ignoramos a los pajaritos y su mensaje de la verdad, pues no les entendemos y su piar nos parece vacío de contenido y propósito.

Si entendieramos su idioma de pureza sabríamos la verdad, pero no lo sabemos. Nunca despertaremos a la verdad. Moriremos y seremos pajaritos, desesperados por hacer ver a la gente lo futil de su existencia. Sin lograrlo.

1 comentario:

Laura Luna dijo...

Curiosa y bonita de verlo. Los griegos pensaban que el alma tenía forma de mariposa (más delicada y con una voz que no oímos :P). Por suerte o por desgracia, mi idea sobre la muerte y lo que hay después es mucho más prosaico. Nos ponemos demasiado trascendentales con ello, pero cuando morimos, desaparecemos y el planeta sigue sin nosotros. Donde seguimos vivos es en el recuerdo y el cariño de los demás.
Besines,
Mun