lunes, 28 de mayo de 2007

Nunca supe hacer el equipaje

Nunca supe hacer el equipaje. Pero a donde iba no necesitaría nada.

En realidad no sabía donde iba. Habían sido tres meses de vivir sin vivir. Desde su muerte no le quedaba nada, ni siquiera el valor para abrirse las venas.

Una semana sin ducharse y algo más de tiempo sin afeitarse. Cogió un par de camisas y salió cerrando la puerta tras de sí.

Medio año después seguía en la calle. Lo primero que había hecho fue cambiarse de ciudad. No quería avergonzar a sus hijos ni hacerles pasar por la vergüenza de encontrárselo durmiendo en una caja de cartón.

Dormía en un campus universitario en el que se colaba cuando los seguratas cerraban las verjas.

A veces l detenían, pero no importaba, al poco le soltaban. A veces algunos estudiantes le tiraban piedras y le increpaban, pero no importaba, al poco se cansaban.

Cuando llevaba trece meses en el campus llegó un nuevo rector al cargo. Con amigos en los medios de comunicación y pretensiones en la política, vio en él una vía para ganar votos. Le nombraron encargado de mantenimiento del campus honorífico. No tenía que hacer nada. Solo salir en las fotos con el nuevo rector y sonreír. Aunque los dos periodistas que hicieron el reportaje no consiguieron que soltara el cartón de vino ni un solo momento.

Un día se coló en una conferencia: “Meta literatura y lenguajes ficcionales del nuevo periodismo”.

Cuando acabó y llegó el turno de las preguntas solo él levantó la mano. Los adormecidos estudiantes no pudieron contener una sonrisa. Su aspecto desarrapado en combinación con su cara de concentración no eran para menos.

Pregunta difícil. Cara de circunstancias del ponente. Respuesta ambigua. Nueva pregunta. Contestación con deje de molestia. Una nueva pregunta. Gesto de hastío.

- ¿Me puede decir su nombre?
- Pero Jaime… ¿No me reconoces? Fui tu profesor de ética y deontología.

7 comentarios:

Óscar Sejas dijo...

Jajajaja y terminó borracho y malviviendo...si es que la vida da vueltas y más vueltas sin que podamos hacer nada por remediarlo.

Me gustó mucho tu relato. Es original y narra unos hechos que creo pueden pasar a menudo sin que nos demos cuenta.

Un abrazo

Luz de Luna dijo...

¡pUF. CONOCÍ UN CASO..QUE DIÓS NOS LIBRE!.SALU2.

Anónimo dijo...

Toma ya!! Patada en los huevos para Jaime. Joer que putada acabar así, pero claro a veces es inevitable, la vida... que es como una polla: larga, dura y con ganas de joder.

Pero me ha gustado el final, mucho.

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Qué bueeeeeeeeeeeeno!! Ole, ole y ole!!! Si es que es eso, que muchas veces se nos olvida que el hombre que duerme en el banco del parque, hace un par de años tenía otro banco, pero de esos en los que todos guardamos los moneys! ;)
Y en este caso era profesor, y por eso eligió vivir en el campus... COJONUDO NIÑO, COJONUDO!

Javi dijo...

Muy chulo, si señor...

Pedro dijo...

Pues es muy bueno, tal y como te dije en cuanto lo leí en "primicia". Y voy a revelar alos demás lectores comoe ste genio creador es capaz de aprovechar cualquier momento para regalarnos perlas como esta (Con lo que me cuesta a mi). Estabamos tomando unas cañas y pidio una libreta prestada...y Se puso a escribir!

Un abrazo cuervo,

Pedro.

Pugliesino dijo...

El inmenso error de etiquetar y redactar la ficha de vida de cada uno según aspecto, vestimenta, peinado, olor o lenguaje. Hasta que habla y con suma elegancia deja a quienes le juzgaron en ridículo. Genial killo!
Y ese lema que no falte ;) odio a los nazis!!
Un abrazo!