viernes, 5 de diciembre de 2008

Tabaco

Besteiros apuró el cigarrillo y echó un vistazo a su alrededor. El cuerpo presentaba las mismas marcas que los casos anteriores, las mismas laceraciones. Estaba claro que se trataba de su asesino. Dio un par de órdenes a sus hombres y comenzaron a trabajar. Le esperaba una noche muy larga. Y se estaba quedando sin tabaco.

8 comentarios:

Laura Luna dijo...

A eso yo le llamo poner la miel en los labios y quitarla.

Más, porfa :(

Muak,
Mun

Fernando Blanco dijo...

El tabaco es la musa de la truculencia.

Anónimo dijo...

Buena "captura" literaria.

Y por cierto, genial el comentaro de Fernando Blanco. Para libro de citas.

samantha dijo...

Y le quitaste el dulce a la linda niña! malvado! continua... no juegues.

FRANCISCO JAVIER DE LAS HERAS ÁLVAREZ dijo...

PARA cuando ese cuento de navidad ?
felices fiestas

Anónimo dijo...

Caminaba por la oscura ciudad, y entre sucios y malolientes callejones llegúe a un viejo antro del que me habían hablado. Graznidos de no se qué... Parece que dentro sonaba algo de Radiohead. Crucé aquella puerta negra maltratada por las nieblas vallisoletanas y bajé las escaleras.

Lo que me encontré...? algo brillante, la verdad.

Ya era hora de dejarme caer por aqui. Leerte es un placer!!

єℓуšєє. dijo...

Yo no me canso de visitarte.
Y lo que aquí leo no se me ha olvidado. Tienes el don de la palabra, y has impresionado mis sentidos.. ^^

Isabel dijo...

No se puede vivir sin tabaco...