martes, 18 de noviembre de 2008

Accidente de tráfico

Los neumáticos giraban casi sin fuerza. Cientos de pequeños cristales sembraban el asfalto alrededor del coche volcado. Los dos haces de luz de los focos iluminaban el quitamiedos arrancado de cuajo por el impacto. El amasijo de hierros era lo único que impedía que el vehículo se precipitara ladera abajo.

En el interior del coche un hombre luchaba por permanecer consciente. Intentó alcanzar el teléfono móvil, pero el cinturón de seguridad se había atascado y casi no le dejaba moverse.

El tiempo dejó de tener sentido y en un momento dado creyó escuchar el motor de otro vehículo transitando por la solitaria carretera. Por el fragmento de retrovisor que no había quedado reducido a pedazos vio dos faros acercarse y detenerse a pocos metros de él.

Un chico joven se bajó del coche y se asomó a su ventanilla.

- ¿Se encuentra bien? Espere aquí, voy a llamar a una ambulancia.

Se habría reído si no le doliera tanto el pecho. “Espere aquí” le había dicho. ¿A dónde pensaba que iba a ir? El muchacho volvió después de unos instantes.

- Llegarán enseguida. Me han dicho que no puedo moverle, pero que le de conversación para que no pierda la consciencia.

Entre estertores consiguió darle las gracias.

- ¿De donde venía?

Del puti, pero no iba a decírselo.

- Volvía a casa… no la vi… se me echó encima… ¿Puede quitarme el cinto?
- ¿No la vio?
- La chica de blanco, en la curva… Al esquivarla se me fue el coche y…
- ¿La chica de la curva? –el chico pareció dudar antes de seguir hablando- ¿Ha bebido?

Pues claro que había bebido.

- No… Por favor… Sáqueme del coche
- Huele a alcohol. ¡Joder! ¿Cómo puede ser tan irresponsable?
- No… Yo… Por favor, me duele –Gimió.

Empezaba a ver chispazos azules en los bordes de su campo visual. Tenía ganas de vomitar, pero el chico seguía presionándolo.

- ¿Cuanto ha bebido?
- No sé… poco.
- ¡Cuanto!
- Unas seis copas… y un poco de vino… por favor, me estoy mareando ¿tiene agua?
- No. ¿De donde viene?

El hombre del coche rompió a llorar.

- ¡De un club de carretera! ¡¿Vale?! Por favor sáqueme de aquí.

Las lágrimas bajaban por su frente hasta el pelo, arrastrando algunas gotas de sangre de los cortecitos abiertos por el impacto. El chico caminaba de arriba abajo furioso.

- Se va de putas, se emborracha y luego coge el coche tan tranquilo. ¡Ha podido matar a cualquiera!
- ¡Por favor! ¡Ayúdeme a salir!
- El mundo sería un lugar mejor si usted muriese en este accidente.

Arrimó el hombro al coche y empezó a empujar hacia el precipicio. En el interior el hombre gritaba.

- ¡Por favor! ¡Tengo mujer e hijos! ¡Soy una buena persona!

El chico volvió a agacharse para mirarle a la cara.

- No, no lo eres. ¿Sabes lo que habría hecho una buena persona? Una buena persona habría preguntado que ha sido de la chica de blanco.

Empujó de nuevo hasta que el quitamiedos destrozado cedió y el coche de despeñó colina abajo. Una chica con un vestido blanco apareció de entre unos arbustos detrás del muchacho.

- Este casi me pilla de verdad.
- Lo que hacemos es arriesgado, –respondió el chico- pero es lo mejor para todos.

10 comentarios:

Laura Luna dijo...

Esta vez sí que has liberado el Bankai ;) Me ha encantado. Me gusta cómo has ido soltando pistas hasta sorprender al lector con ese impactante final. Me gusta también esa mezcla de una posible realidad con la leyenda urbana. Y me han encantado las anotaciones que has hecho entre las líneas del diálogo.

Chapeau, niño, de verdad. Ese talento hay que explotarlo más a menudo :P

Besos,
Mun

JT dijo...

Francamente, muy bueno. Extraña escena y aún más extraño final...

Anónimo dijo...

tu y tus finales...jeje perfecto, como siempre :D

*habra que repetir concierto,no?

bueno tu, ya hablamos bss

Anónimo dijo...

eso es todo lo que puede comentar una ciencidiota :P

FRANCISCO JAVIER DE LAS HERAS ÁLVAREZ dijo...

Deja el periodismo

Fernando Blanco dijo...

FLIPAOOOOO, un poco de muerto siemrpe gusta pero creo que en este caso Paquito tiene razón.

María José dijo...

Vaya, me parece una historia un poco fuerte pero reconozco que está muy bien escrita.... Es cierto que hay mucho irresponsable por ahí suelto, mucho borracho perdona-vidas, mucho gilipollas que no piensa en los demás pero no creo que nos debamos tomar la justicia por nuestra mano aunque eso sea lo que deseamos muchísimas veces.
Besos.

Miguel González Aranda dijo...

Vaya con el muchacho y la del vestido blanco....que bichos.

Me gustó el relato, sobre todo el final.

Un saludo

Diego Escudero dijo...

Mola mucho, una forma original de utilizar algo tan "visto" como la leyenda urbana de la chica de la curva, para conseguir un resultado sorprendente.

Un saludo

Diego

Anónimo dijo...

QUÉ FUERTE.
muy en tu estilo, me ha encantado, no me lo esperaba para nada... ¿de dónde te vino la inspiración?