domingo, 30 de diciembre de 2007

Esta iba a ser una navidad diferente

Esta iba a ser una navidad diferente. Para empezar no se reduciría a pasar horas interminables, ocupadas en tediosas pérdidas de tiempo como juegos de cartas con la familia y aguantar las estupideces de los actores de la serie de moda en los especiales de televisión. Después de cenar había quedado con sus amigos e irían a un bar que había abierto recientemente, una cervecería celta.

El local estaba escuetamente decorado. Filigranas y nudos recorrían las paredes mientras que las mesas estaban grabadas con símbolos rúnicos y espirales. Algunos días músicos aficionados solían reunirse allí para improvisar melodías con sus flautas, violines y gaitas.

Encontraron una mesa libre al fondo de casualidad, donde pudieron disfrutar de sus cervezas tostadas, espesas y fuertes. El camarero y dueño del local, un hombre joven, con una fina barba y melena pelirroja pidió silencio para dirigirse a los asistentes.

- Es un placer ver a tanta gente en mi casa a pesar de llevar poco tiempo en esta ciudad. -tímidos aplausos- Hay algo que me gustaría compartir con vosotros. Es una historia que siempre recito en estas fechas, como una tradición.- mientras hablaba sacó una flauta de dos mangos de detrás de la barra- Mi familia desciende de un antiguo señor feudal escocés y cada año me gusta recordarle, contando su historia al calor de la buena compañía y disfrutando de una gran jarra de cerveza, como seguro que a él le gustaría.

Se colocó en la tarima que solían usar los músicos y se apoyó en un taburete.

- Mi antepasado heredó a una edad muy temprana sus tierras. Se encontró con mucho trabajo, campesinos descontentos, granjas desatendidas, deudores y vecinos deseosos de invadirle. Pero no se rindió ante el peso de la responsabilidad y luchó con denuedo por ser merecedor de gobernar esas tierras.

Se llevó la flauta a los labios y empezó a tocar. Con la música de cada tubo de la flauta las paredes se disolvieron en humo y dieron paso a los verdes pastos de Escocia, donde se podía ver a un joven pelirrojo montando en un caballo salvaje. Una primera melodía era rápida y violenta, exaltada como los esfuerzos del caballo por librarse del jinete, mientras que la otra era lenta, paciente y obstinada, como la fuerza con la que el muchacho pelirrojo se aferraba a las riendas. No encajaban la una en la otra, fluían, pero no eran la misma. Algunas veces dominaba la rápida, y cuando parecía que iba a absorber a la otra y el jinete a caerse, resurgía de nuevo el ritmo pausado y seguro. Se podía percibir el olor de los terrones de tierra que el animal levantaba con los cascos a cada acometida. Poco a poco ambos ritmos fueron acompasándose, hasta que finalmente, con un resoplido del caballo y unas palmadas en el cuello de la bestia por parte del muchacho, acabaron por unirse.

- Y así se hizo con el respeto del feudo.

Todo el bar estalló en aplausos enfervorizado. Parecía magia. Cada nota, cada compás creaba una imagen alrededor del músico, como si evocara a algún poder antiguo como la tierra o creara esas ilusiones con algún sortilegio.

- El feudo prosperó y un señor vecino le propuso una alianza que debía de concretarse en algo más que un papel. Aquel noble le ofrecía algo más íntimo, a su hija. Mi antepasado se casó con su mujer sin conocerla. Aunque ambos eran jóvenes, y pronto surgió el amor disfrazado de pasión abrasadora.

Las melodías empezaron lentas. En los salones de un gran castillo contemplaron el primer encuentro de los prometidos. Un saludo cortés, una tímida sonrisa ante la mirada atenta del padre de ella. Las melodías se aceleraron un poco. Eran muy similares, pero sin ser idénticas. De vez en cuando una copiaba un acorde de la otra o, en cambio. la segunda repetía las notas de la primera unos compases después. Los muchacho cabalgaban juntos por las tierras comprobando que todo estuviera tal y como ellos disponían. La música aumentó el ritmo, casi frenético, como si el son de cada tubo de la flauta estuviera en tensión, deseoso de acercarse más, de acariciar y unirse al otro. E igual ocurría con la pareja. Las pupilas dilatadas de ella, los músculos en tensión de él, un vestido que deja paso a una sonrosada desnudez, un abrazo ilimitado.

- Y así creó su estirpe.

Ya nadie aplaudió. Todos esperaban que continuara el relato, bebiendo de sus palabras como si fueran más preciosas que el aire.

- Pero como siempre la envidia humana ronda la felicidad ajena, como el lobo a la cría indefensa. Estalló una guerra entre nobles que habría de librar el pueblo. Mi antepasado insistió en liderar él mismo a sus hombres, pues decía que si era a la muerte a donde les mandaba, no quería estar vivo cuando sus fantasmas vinieran a atormentarlo.

La niebla lo invadió todo. Los guerreros avanzaban entre los árboles con las espadas desenvainadas. De improviso la flauta cambió de melodía y de la niebla surgieron más hombres, con los rostros pintados de azul. Cada nota aguda era una estocada, cada grave una parada, cada acorde una carrera, una maniobra, y en el otro tubo de la flauta una melodía por encima de todo lo demás, la voz del hombre pelirrojo, vestido para la guerra, dando órdenes a sus soldados. La escaramuza perdió intensidad y otros compases comenzaron a sonar. Viles, antagónicos. El otro señor feudal también había venido, y con un grito de carga del guerrero pelirrojo acabó la canción.

En el bar no quedaba rastro de la batalla, ni del bosque, ni de la niebla, sólo un montón de gente boquiabierta, que no acababa de creer que la historia acabase así. Pasaron unos minutos hasta que alguien en el fondo preguntara.

- ¿Qué pasó después de aquello?
- Nadie lo sabe, sólo desapareció. Algunos dicen que murió matando, otros creen que venció, pero que en la lucha se golpeó la cabeza, perdió la memoria y que vago por el bosque hasta que falleció de frío o por las heridas de la batalla. Otros apuntan a que al vencer consiguió un poder tan grande que alcanzó la inmortalidad sin desearla, que vio morir y marchitarse todo cuanto amaba y que ahora vaga por el mundo. Pero son solo leyendas. De aquella batalla no quedó ningún registro. Su mujer se hizo cargo de las tierras hasta que pudo hacerlo su hijo y de generación en generación en mi familia se ha contado esta historia.

La recaudación de aquella noche fue espectacular. La gente bebió hasta quedar saciados y se brindó a la salud del camarero y a la memoria de su antepasado. Tras unas horas llegó la hora de cierre y todo el mundo volvió a sus casas, sabedores de que nada más quedaba por ver esa noche.

Un hombre, el mismo que había preguntado al término de la historia, se acercó a la barra del bar ya vacío. Lucía una espesa barba pelirroja y su mirada denotaba haberlo visto todo.

- He escuchado la misma historia durante casi mil años, y de todos mis descendientes, tu eres el que mejor la cuenta.
- Gracias Abuelo.

13 comentarios:

Pedro dijo...

Muy bueno cuervo, vas desoxidandote. En un par de cuentos más estaras al máximo de tu nivel. Y eso que en este ezstas muy bien, en especial con ese final ;)

Un abrazo,

Pedro.

Suseya ediciones dijo...

FELIZ 2008!!!!!!!!!

LC dijo...

jajaja a mi me a encantado tu cuento!! de verdad! y si esto me gusto quiero ver cuando cojas tu ritmo!! y como quiero ver cuando cojas tu ritmo seguire pasando por aqui!!

FELIZ 2008!! mi mejores deseos

Anxo dijo...

Simplemente, me ha encantado.
No tanto por la originalidad de la historia sino por la naturalidad... me ha encantado, de verdad.


Es cierto lo que dicen de que estás oxidado? Woa, no me quiero imaginar cuando estés en forma!


Feliz 2008, deseando que nos traiga muchos cuentos así de buenos!

Pugliesino dijo...

Vuelas por entre la niebla de las tierras altas envolviendonos en esa atmósfera a través una magnífica narración,o narraciones,o narración de una narración,da igual,historia,leyenda,épica,música,fiesta,tensión,y sobre todo atención que mantienes viva en todo el relato.Como dice al final,no podías contarlo mejor.
Buen vuelo en este 2008!!!
Un abrazo killo

Anónimo dijo...

Está bien, está bien... el final se borda.
Con todas esas descripciones he tenido que agitar la mano frente a la pantalla porque era todo tan real, que la niebla no me debaja leer cómo seguía la historia.
(Si yo hubiera oído la historia me habría creído el final de se volvió inmortal, pero ya se sabe, yo me lo creo todo, o por lo menos me gustaría creérmelo).
mucha magia de pluma negra veo por aquí, y estás cogiendo carrerilla... espero impaciente junto con mis palomitas!!!
muas de mora!!!

Anónimo dijo...

ola!!!

como siempre....genial jeje, y el final lo mejor de todo!!

feliz año!! y mejorateee!!


xau bstsss

Jan Lorenzo dijo...

Pues me ha gustado mucho!! Y quiero que cojas el ritmo ya de ya!! Que me gusta leerte y a veces tengo que esperar mucho para poder hacerlo.

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Anónimo dijo...

Hoooolaaaa!!!!
soy la niña de las piruletas!!!jejeje, te deseo mucha suerte para este 2008, venga, un besazo pequeño padawan:P
ciaoo

Javi dijo...

Es jodido pintar música con palabras. Me gusta, mucho :)

Anónimo dijo...

para cuándo otra historia???
dile a lago que vengaaaa!!! yo quiero otro cuento cn laaaago!!!
scry pone pucheros y da saltitos cabreada (si sq es una malcriada).
para cuándo?? para cuándo?? no estudies!!! sólo escribe!!!

Anónimo dijo...

Después de un ataque de ansiedad hoy en el aula, he vuelto a casa y estoy acabando la historia del pintor, te la pasaré un día de estos para que me saques faltas de... esto no pega y así, creo que al final acabaré incluyendo tu trocito de "follemos!". pero supongo que ellos harán el amor... :P
un muaaa

Elestel dijo...

Muy bueno, muy bueno!!!

Espero q los examenes se den igual de bien ;-)

Y a seguir escribiendo!