domingo, 17 de enero de 2010

Tabaco IV

Tengo dos carreras y un master. Gano cantidades de seis cifras al año. Dirijo un departamento con 40 personas con alta formación. Puedo hacer llorar a la gente sin ni siquera levantar la voz. Disfruto de coches rápidos, trajes elegantes, mujeres hermosas y restaurantes caros. La mía es la viva imagen de la seguridad, la confianza y la autoridad. Del éxito antes de los treinta. Pero no puedo evitar estremecerme, empapado de terror adolescente, cada vez que están a punto de pillarme fumando a escondidas en los baños de la oficina.

domingo, 3 de enero de 2010

Intrascendente

Llueve, Las gotas se estrellan contra el asfalto empapado, que brilla negro como un lago de ónice, salpica y arrancan destellos níveos de las farolas. Entre los dos me hacen pensar en las teclas de un piano, évano y marfil. Y por algún giro intrascendente del pensamiento pienso en el mar. Con el mar llegas tú.
Pienso entonces cómo no hace tanto tuvimos que huir de una lluvia parecida. Cómo el viento traía el frío que no te dejaba ni hablar. Ir a una tetería y no pedir té. Comprobar que contigo es mejor cenar dos veces antes que dar explicaciones.
Otro golpe de intranscendencia desvía el razonamiento. Muchas volutas sin importancia después regresas. Por que al marcharte te llevaste contigo el sol, cómo haces siempre, y aquí el calor no remonta (pero no me das envidia)
Solo nos falto un poco más de nieve, pero bueno, eso es intrascendente.
SFS