Se revolvió intranquila. Había un ruido de fondo, muy suave, que no podía distinguir. Tenía la sensación de que la buscaban. Había algo que debía hacer. Importante, urgente... o quizás no tanto, no lo recordaba. Cinco minutos más. Cinco minutos del agradable calor, cinco minutos de la confortante ignorancia, cinco minutos de la terca pesadez de sus párpados. Sólo cinco minutos más. Y así la Araña dormía.
4 comentarios:
¡Por fín nos presentas a la Arañita! :)
ves como si que puedes escribir sin necesitar de las musas?
Pobre Arañita :((( no la desperteis
Me encanta...
Publicar un comentario