martes, 26 de octubre de 2010

Ecclesia cathedralis dementiae

Las dos figuras entraron en el solar. Algunas paredes se mantenían el pie, a veces pertenecientes a la misma estructura, formando esquinas en las que los yonkis se refugiaban del gélido viento que azotaba el páramo. A medida que avanzaban, el número de aquellos despojos aumentaba. Hacia el centro, allí dónde se dirigían, una nave permanecía erguida. Las corrientes atravesaban el refugio de lado a lado por los agujeros en los tabiques. Una puerta corredera de chapa, oxidada y fuera de sus raíles era toda la protección que ofrecía la antigua construcción industrial.

Phobos y Julia entraron. El hedor era a duras penas soportable. Decenas de personas se amontonaban contra las paredes. Los murmullos febriles cubrían toda la estancia, cada uno en su propio tempo, como en una letanía o un mantra que descendía en espiral.

- Esto es una perdida de tiempo, -comenzó la muchacha- Aquí sólo hay yonkis y deficientes.
- Silencio niña -un escalofrío recorrió la columna de Julia. Phobos ni siquiera había levantado la voz- Son esquizofrénicos, autistas, savants, adictos destrozados por los alucinógenos... Y no dejan de venir aquí.
- Sigo sin ver por qué son importantes.
- Imagina que has visto durante toda tu vida la realidad a través del agujero de un pequeño caleidoscopio. -Phobos explicaba todo con calma. Bajaba a los detalles como un minucioso relojero y con paciencia contruía la imagen completa. Nunca le había visto enfadado. Por eso el pequeño hombre le parecía más siniestro- Y de repente el caleidoscopio cae y ves el verdadero funcionamiento de la realidad, en una amplitud hasta entonces desconocida. Cada pieza de color ahora encaja con el resto. Y comprendes.

Julia no comprendía en absoluto, pero juzgó más sensato callar. Phobos recorría a cada uno de los pobres diablos escrutando sus almas, si es que los opiaceos no habían abierto ya un agujero en ella. Estaban más inquietos desde que entraron en la nave. Sus sinsentidos crecían en volumen e intensidad, en una cacofonía de desesperación que obligó a la muchacha a taparse los oidos.

Un hombre se incorporó, hablándo más alto que nadie a su arrededor. Primero una voz trémula, temblorosa por el frío y los espasmos, después más firme, cuando el resto de locos abandonaron sus lamentos y sumaron sus gargantas a la figura que se había levantado.

Destellos de color y oro lo envolvían. Los dedos de sus pies apenas rozaban el suelo. El resplandor le elevó y sus palabras vibraron en sus pechos.

- Llegará la hora en que los ocho ojos vean a la Luz y la reconozcan.
Y el ciclo girará otra vez y todo cambiará,
pues la lucha ha de dar nacimiento a El Último.
Los muros caerán y ya no habrá miedo.
Niña de Plata, busca la magia detrás de la luna.
Niña de Plata, despierta a La Araña.
Niña de Plata, mata este mundo.

El cuerpo del hombre cayó desmadejado al suelo. Todos guardaron silencio. Phobos se dio la vuelta y con una mano en la espalda de la chica la encaminó hacía la puerta desvencijada.
- Sal de aquí. Llama al obispo y cuéntale lo que has visto. ¿Recordarás las palabras, Julia?
- S...si -Phobos no era la mejor compañía, pero prefería tenerle consigo para salir de allí- ¿Y tú?
- Aún me queda algo por hacer aquí. Ve, y a partir de ahora tápate los oidos hasta que llegues al coche. Que duermas bien.

La empujó suavemente del codo con una mano y con la otra arrastró la media tonelada de óxido y metal de la puerta hasta bloquear la entrada y dejarla al otro lado. Julia dudó un momento antes de echar a correr en dirección al audi de Phobos. Lamentó no haberse cambiado de ropa desde el despacho. Los tacones entorpecían sus pasos entre los charcos y guijarros. Se había tapado los oidos, tal y como el pequeño hombrecillo siniestro le había indicado.

Pero aún así no sirvió de nada.

Los gritos y aullidos de pánico se clavaron en su cabeza hasta la nausea. No tuvo fuerzas ni de mirar atrás. Al entrar en el coche se echó a llorar. No sería capaz de pegar ojo esa noche.

Y mientras La Araña dormía.

1 comentario:

Bakea dijo...

bueno, ya era hora de ver cosas tuyas (de las "güenas güenas)
lo cierto es, que no se muy bien que pensar sobre esta historia, lo único que me hace ansiar el desenlace, es saber si matan a puñetera araña de una vez. ya me contarás cosas, tengo mis trucos para sacarte información. muajajaja